Hace ya algunos años, mi familia y yo participamos en un
programa que traía niños del Sahara para pasar el verano. Así fue como conocí a
Yamila. Nunca le pregunté si le había cambiado la vida al acogerla pero me
gusta pensar que el haber pasado bastantes veranos aquí le haya enseñado muchas
cosas. Y que haya tenido la oportunidad de vivir experiencias que de haberse
quedado allá se habría perdido.
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