En 1964 mi tío tenía 5
años. Un día salió a acompañar a su padre a un bar. Mi tío no quería entrar porque decía que olía mucho a humo y no le
gustaba. Finalmente entró. Quiso hacer una quiniela pero aquel fin de semana no había liga española. Acabó
haciendo otra quiniela: le dictó a su padre, entre muecas y gruñidos y totalmente al azar, los resultados de una jornada liguera italiana
que desconocía. A los pocos días salió en el periódico. Había acertado 12 resultados sobre 14. No hubo nadie con mejor resultado, así que fue premiado con 150.000
pesetas. Nadie se lo podía creer. Mi abuela aún guarda aquel recorte de
periódico.
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