6/12/16

Anécdota

Mi abuela suele contarme que cuando tenía unos diez años de edad, y después de haberse quedado huérfana, pasaba mucho tiempo en casa de su tía. Aquella mujer era muy mayor, y además de estar prácticamente ciega, no podía moverse de la cama. Me cuenta que algunas de esas veces que estaba en su casa, sonaban las alarmas de bombardeo y que entre todos los vecinos subían al quinto piso y bajaban a la mujer en una silla. A mi abuela esa situación le parecía graciosa, porque a pesar de todo, su tía se alegraba mucho de poder pasar tiempo con los demás.

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