Giré angustiada a la derecha en la esquina, volví un poco la cabeza para ve si aún me seguían y veía cómo cada vez había más personas persiguiéndome. No encontraba ningún lugar en el que esconderme o meterme, ni nadie a quién pedir ayuda. No podía más, llevaba demasiado tiempo huyendo, ¡me iban a alcanzar! En aquel instante vi un portal con la puerta abierta, me metí y cerré la puerta rápidamente.
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