¿A caso está bien lo que estoy haciendo? Claro que no. Pero
no me importa. Y menos cuando hay dinero de por medio. Cincuenta pasos al
norte, diez al oeste. Esta tiene que ser la cueva. La vegetación la cubre pero
aun es visible. Me adentro en ella en busca del tesoro más preciado. El tesoro
de el naufrago portugués.
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